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Mandrágoras

 

Esta planta de la familia de las solanáceas tiene una peculiar raíz con forma humana.

Diferentes obras medievales mencionan que el origen de esta planta se encuentra en el semen de los ahorcados que, vertido sobre la tierra, la fecunda, dando origen a hombrecillos o mujercillas.

Es conocido -el propio Leonardo da Vinci lo representó en sus dibujos- que el ahorcado en sus últimos estertores de muerte y debido a la presión de la soga, sufre una erección que, en ocasiones, conlleva también eyaculación.

Sacar de la tierra la mandrágora era harto complicado pues la planta al ser arrancada emitía un desgarrador y mortal grito que mataba al que lo intentaba. Al parecer el procedimiento menos peligroso para arrancarla era cavar un hoyo alrededor de la raíz hasta ponerla al descubierto. Se ataba entonces una cuerda a la raíz y el otro extremo al cuello de un perro. Se llamaba al perro desde cierta distancia. El perro al acudir tiraba de la planta arrancándola pero acababa muriendo por el terrible grito.

Ocurría a veces que los perros por la presión de la cuerda también eyaculaban sobre la tierra dando origen a mandrágoras con forma canina. Este fenómeno llamó la atención de Ibn Isbn (1875-1901) discípulo lejano de Ibn Burlan, quién realizó investigaciones con el semen de distintas especies animales para obtener diferentes formas de mandrágora.